CUIDAD Y DESARROLLO
SOSTENIBLE
Las
personas pretenden conseguir el nivel de vida más alto posible, entendiendo
nivel de vida como la 'diversidad de circunstancias que incluyen, además de la
satisfacción de las necesidades básicas, el ámbito de relaciones sociales del
individuo, sus posibilidades de acceso a los bienes culturales, su entorno
ecológico-ambiental, los riesgos a los que se encuentra sometida la salud
física y psíquica, etc. En esta
definición se hace referencia a la calidad de las condiciones en las que se
desarrollan las actividades de la sociedad. La calidad de vida de una comunidad
dependerá de la calidad de su entorno.
En
la actualidad, casi la mitad de la población del planeta vive en el medio
urbano (el 46% en el año 1997). En Chile, país en el que se centra este estudio,
el porcentaje se incrementa considerablemente llegando al 84 por ciento del
total de habitantes Atendiendo a estos datos, la calidad de vida de gran parte
de la población está supeditada a la calidad de su entorno: el medio urbano.
La
ciudad es un ecosistema formado por elementos interconectados cada uno de los
cuales cumple su función. El modelo de desarrollo occidental ha propiciado una
expansión urbana acelerada que ha hecho variar las relaciones que se
establecían entre esas variables. Hoy entendemos que una ciudad es una nebulosa
multinuclear que se extiende discontinuamente sobre el espacio. Así, aparecen
nuevas acepciones como conurbación, aglomeración urbana, área metropolitana,
megalópolis, etc.
La
metropolis desplaza a la ciudad y el bienestar social o la calidad de vida de
sus habitantes varían. En las grandes aglomeraciones urbanas aparecen
situaciones de aislamiento social, incomunicación, depresiones, estrés,
desconfianza en la 'gente de la calle', dificultades para que la comunidad
participe en los procesos de decisión, impersonalidad de los espacios,
homogeneización de los hábitos y de la cultura a través de los "mass
media" que producen la perdida de referentes de identidad y sociales,
etc. En resumen, el medio urbano se
torna hostil y el modelo de desarrollo se muestra ineficaz a la hora de
conseguir el bienestar de sus habitantes.
En
las metrópolis actuales desaparecen los espacios colectivos de convivencia. La
calle como lugar de encuentro, de ocio y esparcimiento, es desplazada por la calle
como lugar de paso, ocupada por vehículos y actividades comerciales.
El
desarrollo urbano que sigue máximas de obtención del máximo rendimiento
económico, provoca la desaparición de espacios verdes o de espacios naturales
'antropizados'. Para los habitantes de las ciudades cada vez es más difícil
disfrutar de la naturaleza ya que estos terrenos han desaparecido de las
ciudades y los que permanecen se encuentran alejados de las grandes urbes.
Por
otra parte, las ciudades pierden la escala humana. Sectores o barrios de la
ciudad son completamente desconocidos por personas que habitan en el otro
extremo. Además, aparecen situaciones de incomunicación, de desconocimiento del
vecino, de desconfianza a las personas del entorno inmediato, etc.
En
las ciudades antiguas, los habitantes tenían la posibilidad de influir sobre el
diseño de la vivienda que iban a habitar. En las grandes aglomeraciones
urbanas, no sólo se ha perdido esta oportunidad, sino que el ciudadano vive
desvinculado de las instituciones que controlan y toman decisiones sobre el
medio social y natural; no participan en la configuración de la realidad en la
que residen.
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