DIALOGO
INTERCULTURAL
La riqueza cultural del mundo es su
diversidad dialogan te. Cada cultura se nutre de sus propias raíces, pero sólo
se desarrolla en contacto con las demás culturas.
Una de las misiones principales de la
UNESCO es garantizar el espacio y la libertad de expresión de todas las
culturas del mundo. En consecuencia, éstas no deben ser identificadas y
preservadas separadamente, sino más bien revivificadas con el objetivo de
evitar que queden reducidas a ghettos, contrarrestar tendencias de aislamiento
cultural y prevenir el conflicto.
En el marco de la mundialización y
del contexto político internacional actual, el diálogo intercultural adquiere
un nuevo sentido convirtiéndose en un instrumento indispensable para garantizar
el mantenimiento de la paz y la cohesión del mundo.
Para Panikkar el diálogo
intercultural sitúa las perspectivas de la cultura como limitadas y con la
posibilidad de intercambio. Es a través del diálogo -dialogal- que, basado en
la confianza recíproca, permite el encuentro con el otro.
Desde una óptica distinta, Dussel
diría que entre culturas se da una asimetría que las sitúa en condiciones
diferentes para relacionarse. Sostiene, asimismo, que el diálogo intercultural,
debe ser transversal y multicultural, que no presuponga la ilusión de la simetría
entre las culturas.
Para Fornet-Betancourt, en cambio, el
dialogo intercultural es un proyecto que demanda, para llevarse a cabo, ciertas
condiciones en el ámbito latinoamericano.
El diálogo intercultural es la
comunicación construida a partir de los pueblos o culturas, por lo que no se le
puede ceñir a una definición excluyente del contexto histórico, es necesario
replantearlo como oportunidad de encuentro real con el otro.
La cultura es el espacio-tiempo que
habitamos y en el que aprendemos a establecer el diálogo y lo que se entienda
por cultura y sus formas constituye la base para efectuar el análisis de lo que
se concibe por diálogo intercultural.
Aquí se abordará la concepción que de
diálogo intercultural han tenido tres autores: Panikkar, Dussel, y
Fornet-Betancourt. El primero con una percepción mundialista y los dos últimos
desde la óptica latinoamericana.
Para Panikkar (1997; 2000), la
cultura está constituida por ritos, costumbres, opiniones, ideas dominantes,
así como por las formas de vida que caracterizan a un pueblo en una época
determinada; la lengua, la historia y la geografía son factores culturales. Es
en este sentido que no existen universales culturales sino invariantes humanas
como el comer, dormir, pasear, hablar, relacionarse, etc., pero el modo en que
cada cultura se interpreta, se vive y se experimenta es distinto.
De lo anterior se desprende que para
Panikkar (2006) la cultura no sea un concepto, sino un mito englobante de cada
cosmovisión en un tiempo y espacio determinados en los que se compendian todos
los modos de vida. El mythos es el horizonte subyacente y es aquello que damos
por supuesto y que, por tanto, no cuestionamos. Al Mytho lo aceptamos como
obvio, evidente natural, verdadero, convincente y no sentimos la necesidad de
indagar más allá. Creemos en él hasta tal punto que ni siquiera «pensamos»
creer en él.
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